Todo comienza con la subasta de los antiguos objetos del Teatro de la Ópera de París en el año 1911. Entre los compradores se encuentra Raoul, Vizconde de Chagny, a quien el remate de un imponente candelabro remonta en el tiempo 50 años atrás.
Así comenzará a contarse la historia del Fantasma, un hombre con una terrible deformidad facial que maneja el teatro desde las sombras, asustando a cantantes y bailarinas y manipulando a los dueños para que hagan su voluntad.
El Fantasma se convierte en inusual maestro de música de Christine Daee, una joven y prometedora cantante que cree que ese ser que la guía desde las sombras es un providencial "ángel de la música".
Enamorado de la chica, el villano demandará que saquen de la producción a la soprano La Carlotta (Mirta Arrúa Lichi), para que Christine sea la estrella. Cosa que conseguirá aterrorizando a los artistas. Así, la joven se volverá la nueva sensación, gracias a las enseñanzas de su inusual maestro.
Pero justo cuando ella se reencuentre con Raoul, un viejo amor de la adolescencia, el Fantasma se la llevará a las catacumbas que le sirven de morada. Será allí que, al sacarle la máscara que cubre su cara, ella descubra el horrible rostro del personaje.
El villano devolverá a su amada a la superficie, pero seguirá tratando de conquistarla. Sin embargo, cuando descubra el amor secreto entre Christine y el Vizconde y se de cuenta de que los dueños del teatro no aceptarán sus últimas peticiones, el personaje desatará su ira y dejará un reguero de espeluznantes muertes.
Con excelente nivel artístico -en el que los protagonistas demuestran sus aptitudes para la actuación y para un canto fuertemente influenciado por la lírica-, lo que más deslumbra de "El fantasma de la Ópera" es su ambiciosa puesta en escena.
El espectáculo tiene un despliegue fuera de serie en escenografía y efectos especiales, a los que se suma un fastuoso vestuario, un rubro que se destaca especialmente en la colorida escena del carnaval.
Aunque el espectador desprevenido tiene que tener en cuenta que se trata de una obra con una trama con muchísimo melodrama y un tratamiento musical sumamente "operístico", dos características que seguramente encantarán a los fanáticos del género pero no al público habituado a comedias musicales de estilo más contemporáneo, como "Chicago" o "Hairspray". (Reporter)
