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Forcejeos y tensión en la Quinta de Olivos

Momentos de tensión se vivieron ayer frente a la Quinta Presidencial de Olivos, cuando unas siete mil personas se concentraron a sus puertas para pedir mayor seguridad.
Como en otros actos similares, la Policía cortó la avenida Maipú y puso vallas sobre Villate y sobre Malaver. Pero los manifestantes comenzaron a presionar, hubo forcejeos y terminaron sobrepasando los controles y llegando hasta los portones de la residencia de la familia presidencial.

Los asistentes eran, en su mayoría, familias con chicos. Había muchos familiares de víctimas de la inseguridad, entre ellos, los de Emiliano Sonnenfeld (profesor de gimnasia asesinado en Del Viso en enero de este año). Empezaron a juntarse a las 18 y recién avanzaron sobre las vallas una hora después, luego de que un grupo de señoras se sacaran sus zapatos y empezaran a golpear las rejas con los tacos. Cuando avanzaban por sobre las vallas al grito de "Si este no es el pueblo, el pueblo dónde está", el jefe del operativo policial les gritó: "Vienen a pedir seguridad y ustedes son los primeros que la violan".

Primero se filtraron unas 300 personas y luego, ante la presión, el resto. El operativo policial, que contó con unos 500 efectivos, camiones de bomberos y caballería, permitió el paso hasta el portón de Maipú.

Los manifestantes pidieron un minuto de silencio en honor a los civiles y policías muertos en la ola de inseguridad y algunos corearon el nombre de Aldo Garrido, el oficial asesinado en febrero cuando intentó evitar un robo a un comercio de San Isidro. Después cantaron el himno y elevaron carteles con frases como "Tengo miedo. ¿Seré yo la próxima víctima?", "Basta de muertes. Basta de bótox", "Se va a acabar, se va acabar, la dictadura de los K" y "Basta de Derechos Humanos para los delincuentes". Siempre al ritmo de las cacerolas y las palmas.

"Tengo mucha tristeza por lo que está pasando. Vinimos a pedir seguridad para todos", dijo a Clarín Patricia (51), vecina de San Isidro. "Esto no es una sensación de inseguridad, es la realidad", cerró Teresa, vecina de Olivos.

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