Boca quedó en la cima porque en su debut había superado al Deportivo Cuenca, de Ecuador. El otro participante de la zona es Guaraní, de Paraguay.
Durante el primer tiempo ninguno de los dos equipos le complicó la existencia al arquero contrario, por lo que queda claro lo monótono que resultó el capítulo.
El Táchira fue sumamente prudente y respetuoso, consecuencia del prestigio internacional que tienen los xeneizes.
En una oportunidad aislada, Daniel Arismendi tiro rasante y cruzado, pero Roberto Abbondanzieri controló la situación sin mayores sobresaltos.
Boca dispuso de la pelota, e inclusive el talentoso Juan Román Riquelme contó con espacios para moverse y apoderarse de la pelota, pero los adversarios se cuidaron muy bien de taparle a los potenciales receptores.
Pero este Boca sigue extrañando al transferido mediocampista Jesús Dátolo y por lo tanto lamenta la falta de ese ir y venir que tanto cambio de ritmo y sorpresa proporcionaba.
Esta formación auriazul tampoco pudo disfrutar del vértigo que aporta Ricardo Noir y eso ocurrió porque el delantero careció de los espacios necesarios para imponer su gran virtud.
Como producto de sus propias limitaciones, Boca en ese período apenas si procuró convertir con un disparo desviado de Noir.
En la segunda parte el conjunto visitante buscó más el desnivel y trató de arrinconar a los venezolanos, pero siguió con un déficit marcado en cuanto a claridad y definición.
De todos modos, un cabezazo de Noir de pique al suelo y un remate bajo y esquinado del mismo delantero preocuparon a los anfitriones.
Lo mejor del equipo de Carlos Ischia antes de la conquista lo generó Lucas Viatri al meter un cabezazo potente y esquinado, pero Manuel Sanhouse salvó la situación al hacer pegar el esférico en el poste izquierdo.
Y el gol llegó sobre el final, también por la vía aérea, pero el autor del cabezazo fue Lucho Figueroa, quien cada día se parece más a ese artillero que era antes de la doble operación de rodilla.
En definitiva, Boca hizo valer su experiencia y la calidad de sus individualidades para quedarse con las tres unidades que estaban en juego en tierra ajena.
