- Conmoción y cintas negras por el feroz asesinato del teniente Aldo Garrido
Vecinos estaban organizando una marcha hacia la catedral de San Isidro hoy a las 19 para pedir por seguridad y orar por el policía fallecido y los comerciantes se colocaron cintas negras para expresar su duelo.
Según las primeras informaciones, un hombre y una mujer armados intentaron asaltar un local de la firma "Kevingston" en Chacabuco e Ituzaingó, a metros de los tribunales de San Isidro.
Garrido, subteniente asignado a la policía motorizada de la comisaría primera, intentó evitar el robo y los delincuentes lo atacaron a balazos, se generó un tiroteo y murió al recibir tres disparos.
Vecinos afirmaron que los delincuentes, después de matar a Garrido, le quitaron el arma reglamentaria y huyeron.
El juez Cayuela dijo que el policía, con 32 años de servicio, y ya a punto de jubilarse, le había pedido personalmente que le permitiera continuar en actividad porque "era un policía de alma, como los de antes, siempre de punta en blanco, muy conocido y muy querido en el barrio".
"Ayer mismo le comuniqué que no iban a jubilarlo: el me agradeció y me abrazó, y mire hoy qué desgracia", dijo el juez con voz ahogada.
"El conocía a cada vecino, los comerciantes de todos los locales lo saludaban, era un policía de esos que no se recuperan: quería seguir trabajando", afirmó Cayuela.