El 8 de febrero de 2009, Coldplay tiene una cita de importancia mundial en Estados Unidos, cuando se produzca una nueva edición de la entrega de los rutilantes premios Grammy, para los que el conjunto liderado por Chris Martin se adjudicó siete nominaciones justamente por el impresionante éxito de "Viva la vida", que le valió ser el más vendedor de cuanto disco haya editado en el 2008.
¿Mantendrán los organizadores del prestigioso evento las designaciones aun estando en duda la autenticidad del material susceptible de semejantes premiaciones? Se trata sin lugar a discusiones de una sensacional disputa global. Sin ir más lejos, aquí mismo, Coldplay también está encabezando los charts y casi dos años atrás hizo tres shows en el Gran Rex en el mejor momento de su carrera. Satriani es ya un "amigo" de la casa que desde hace mucho viene dando conciertos siempre con entradas agotadas a poco de ponerse a la venta.
El conflicto, tan grave como apasionante, tiene de momento una sola e incontrastable certeza: la credibilidad intelectual de Coldplay ha sido duramente golpeada, mucho más allá y por encima de lo que oportunamente decida la justicia.
Quien esto escribe, es uno más de los cuantiosos melómanos que andan por el mundo y otro más de los cuantiosos periodistas que escriben sobre música. No es de ninguna importancia especial, mucho menos de implicancia judicial, lo que opine respecto del litigio. Tampoco que se involucre en la cuestión.
Tampoco que se involucre en el episodio, pero si lo ha hecho por pura y lisa vocación, es pertinente contar la experiencia. Conseguido el disco de Satriani después de varios días de búsqueda febril, y al cabo de media docena de escuchas del trema de la controversia gracias a la invalorable paciencia del dueño de la disquería, la modesta -y no menos perpleja conclusión- es que Satriani tiene razón.
Coldplay alegó "coincidencia" y se declaró "tan sorprendido" como él. En rigor, Satriani nunca habló de haberse sorprendido sino mas bien de haber sido víctima de un plagio del cual se enteró cuando un día su casilla de correo de Internet colapsó por el aviso y fastidio de sus fans informándole que había sido robado descaradamente.
Satriani presentó una demanda en lo civil en los tribunales de Los Angeles casi un mes atrás en la que afirma que Coldplay había "copiado e incorporado partes originales substanciales" de su tema 'If I could fly', publicado en 2004, en la canción promocional de su último disco, 'Viva la vida', reclamando, según el texto de la demanda, un monto por daños y perjuicios y "las ganancias" que obtenga por el supuesto plagio.
Sin que aparentemente resulte perjudicial para Coldplay en lo que a la parte legal concierne, es interesante recordar que poco atrás Página 12, en un reportaje a los miembros de la banda, preguntó si era verdad que se habían inspirado en sus colegas de Blur para sacar Viva la vida.
"El tema Lost sí está inspirado en Sing, de Blur. De todos modos, como banda somos de las peores pero más entusiastas plagiadoras del mundo. Solemos fallar, entonces aparecemos con algo que sueña a nosotros, sólo que intentando sonar como otros. La regla es que podíamos robarle a cualquiera menos a nosotros mismos", concedío Martin.
En su único y oficial descargo a la prensa sobre las acusaciones de Satriani, Coldplay dijo que se trata de "un músico estupendo, pero no escribió ni influenció la canción 'Viva la vida'. Le pedimos respetuosamente aceptar nuestras garantías sobre este punto y le deseamos buena suerte en sus futuros emprendimientos".
Para este caso, el aporte del siempre iluminado Freud no le hubiese demandado nada de esfuerzo: "Tanta es la culpa de esta gente que inconscientemente desea salir magullada del juicio que, precisamente, es el primer emprendimiento que llevará adelante el señor Satriani".
