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La Iglesia renueva criticas contra la proliferación del juego

La Iglesia renovó hoy las críticas hacia la supuesta intención política de expandir los juegos de azar, que generan millonarias ganancias, al sostener que dicha actividad "destruye familias enteras" y "afecta sobre todo a los más pobres".
Lo hizo a través del vocero de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Jorge Oesterheld, quien aseveró que "desde las parroquias se ve cómo el juego destruye familias enteras" y que el juego "no puede ser la forma normal de financiamiento de los municipios".

Además, advirtió sobre "lo que implica de corrupción" la expansión de estas actividades.

El vocero de la CEA se sumó así al pedido formulado ayer a los legisladores bonaerenses por parte del obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, de que "paren el avance del juego" en ese distrito, en el que se discute la posible ampliación de los "bingos" y de la cantidad de máquinas tragamonedas, a través de una nueva ley.

La expansión del juego en la provincia de Buenos Aires implicaría especialmente el desembarco en ese distrito del empresario Cristóbal López, vinculado al matrimonio presidencial, quien ya cuenta con doce casinos distribuidos en el país y explota las máquinas tragamonedas del hipódromo de Palermo.

López podría conseguir una prórroga en el negocio, por un acuerdo con el jefe comunal Mauricio Macri.

Ayer, Casaretto expresó en una carta abierta dirigida a los titulares de bancadas de la Legislatura bonaerense la "preocupación de los obispos de la Provincia, reiteradas veces expuesta a nuestra gobernador (Daniel Scioli), sobre la difusión del juego en el territorio", en una carta abierta dirigida a los titulares de bancada de la Legislatura provincial.

"Les pido que no se avance en la sanción de leyes sino después de amplias consultas sobre el contenido de las mismas. Nosotros los obispos como pastores de la mayoría de los habitantes de esta provincia deseamos ser consultados sobre estas cuestiones de tanto peso en la dimensión moral de nuestra sociedad", reclamó Casaretto.

Esta mañana, Oesterheld fue más lejos, y señaló a radio Mitre que "el tema nos llega permanentemente, porque uno desde las parroquias ve cómo a través del juego se destruyen familias enteras".

El religioso advirtió que el juego "afecta sobre todo a las familias con menos recursos, y es un problema sobre el cual hay que tomar conciencia. Aparte de todo lo que implica de corrupción, lo que puntualmente hay que atender es la situación de todas estas familias".

Oesterheld incluso afirmó que "convertir el juego en la forma normal de financiamiento de los municipios no puede ser, porque es a costa de las familias y de los pobres".

Desde la gobernación bonaerense, por un lado, y el propio gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, justificaron la iniciativa de expandir el juego en un pedido de las intendencias.

El vocero de la Conferencia Episcopal denunció que "lo que crece es el estado expandiendosé por el lado del juego, y que se retira, por ejemplo, de las escuelas", a la vez que ironizó sobre las declaraciones de funcionarios, respecto de que los nuevos ingresos por los juegos se destinarían a "tarea social": "si con toda esa plata que se genera se construyeran hospitales, tendríamos hospitales en cada esquina".

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