Una secretaria suplente ingresó al despacho para extraer datos de una causa en trámite de una computadora, cuando de repente alzó la vista y divisó la imagen de la Virgen en una suerte de mampara de madera marrón, que delimita el espacio donde está instalada una heladera familiar.
Según relataron fuentes judiciales, la imagen aparecía recortada con nitidez sobre el tabique de madera y medía aproximadamente un metro.
Sorprendida, la empleada judicial llamó a algunos colegas que también observaron la aparición, y entre todos decidieron convocar -aunque sin advertirle el motivo- al juez a cargo del juzgado, Gustavo Pierretti.
Cuando el juez ingresó al despacho inmediatamente y sin que nadie se lo indicara, observó la imagen, que se veía claramente ayudada por la luz del sol que ingresaba por una ventana.
Las fuentes revelaron que, incluso, fueron tomadas fotografías de la aparición.
Al día siguiente, la imagen comenzó a esfumarse y sobre el mediodía sólo podía verse la silueta, pero ya sin la nitidez de rasgos y atuendos de la jornada anterior.
En el juzgado evaluaron la posibilidad de consultar con un sacerdote sobre el fenómeno e informar sobre lo ocurrido a la presidencia de la Cámara del Crimen, pero hasta hoy ninguna de las dos se cumplimentó.
Las apariciones de la Virgen son habituales, inclusive algunas personas dicen haberla visto en lugares insólitos como árboles, manchas de humedad y hasta hubo un caso que se dijo percibir su contorno en el caparazón de una tortuga. Una diversidad de hechos extraños que no siempre tienen una connotación religiosa o merecen una evaluación científica por parte de eruditos eclesiásticos.
René Laurentin, un religioso especialista en el tema, dijo recientemente en una conferencia en Buenos Aires que hay dos actitudes frente a estos fenómenos: "Muchos se preguntan ¿es ella? ¿qué quiere decirnos? y buscan una contestación. Otros, en cambio rehúyen la cuestión porque tienen ya una respuesta a priori".
"Esta proliferación es la manifestación de un fenómeno psicosociológico, sin duda patológico. Lo prudente es ignorarlo o rechazarlo como en cierto modo lo hace ya la misma Iglesia, que no ha reconocido oficialmente ninguna de las apariciones acaecidas en los últimos cincuenta años", recordó Laurenti.
