En cambio, la caída del River de Diego Simeone parece carecer hasta de fondo, porque comparte el último lugar con Rosario Central en la tabla del Apertura y hace nueve fechas que se ve privado de un triunfo en el ámbito doméstico.
Esta paupérrima campaña de River tiene como agravante el reciente reves por 1-0 ante Boca Juniors en el superclásico que se realizó en el Monumental y da la impresión de que perdió el rumbo en forma definitiva.
A los millonarios lo único que les queda en este semestre es buscar la salvación en la Copa Sudamericana, pero el boleto para la semifinal tendrá que rescatarlo ante las Chivas en Guadalajara, con la mayúscula complicación de que los mexicanos ya prevalecieron en el encuentro de ida 2-1 en Núñez.
El primer tiempo fue de un nivel pobrísimo, aunque en esa etapa River al menos insinuó algo más que su oponente.
El visitante se aproximó hasta la valla de Gastón Pezzutti, pero en ningún momento lo hizo valiéndose de una imagen convincente.
En definitiva, a lo largo de la primera mitad tanto el anfitrión como River dejaron a la intemperie sus carencias actuales.
En el segundo episodio el panorama mejoró porque Gimnasia se adelantó en el terreno.
Es probable que Omar Labruna se haya atrevido a asumir mayores riesgos al comprobar las facilidades que ofrecía el contrincante de mitad de cancha hacia atrás.
Juan Arraya dejó pasar la chance de abrir el marcador y luego Juan Marcelo Ojeda se tuvo que esforzar para mandar al córner un envío de Desvaux.
Pero de ese tiro de esquina surgió la nueva oportunidad para el ex Unión de Santa Fe, quien aplicó un cabezazo certero y estableció el 1-0, suficiente para la victoria.
Ojeda salió lesionado y lo reemplazó Daniel Vega, pero el ex Nueva Chicago prácticamente se tuvo que limitar a ver el juego desde el interior del campo, ya que a Gimnasia le faltó capacidad para rematar a la víctima mediante alguna de las réplicas que tuvo a su disposición.
River en desventaja dio una impresión alarmante, porque le faltó de todo, racción, actitud, ideas, estaba vencido antes de tiempo.
Gimnasia celebró porque empujado por sus propias urgencias se animó a ir en procura de la victoria y River cayó porque parece haber perdido todas las virtudes que apenas hace cuatro meses lo erigieron en campeón del torneo Clausura.
