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Volvió Riquelme y Boca espera a River en medio de una aparente tensa calma

El volante Juan Román Riquelme regresó a los entrenamientos de Boca Juniors se entrenó, sin ningún privilegio, junto con sus compañeros, que esperan el clásico del próximo domingo frente a River Plate en medio de una aparente tensa calma.
Mientras circulan rumores de fuentes indefinidas según las cuales Julio Cáceres no va a jugar, Javier García será el arquero y Mauricio Caranta quedará postergado, el plantel que conduce Carlos Ischia continuó con su rutina de trabajo sin ninguna nota discordante.

Pocos minutos después de las 10, los jugadores salieron del vestuario y se dirigieron a la cancha de césped sintético, Riquelme fue de los últimos en hacerlo y lo hizo abrazado con Luciano Figueroa, su ex compañero del Villarreal, con quien por primera vez compartió un entrenamiento en Boca.

Ischia reunió a su tropa, habló por algunos minutos y después se inició el trabajo, a las órdenes del profesor Juan Manuel Alfano, con trotes, ejercicios de movilidad y tareas con pesas.

Cuando ya sus compañeros estaban en plena tarea, el que salió del vestuario para dirigirse directamente al gimnasio fue Martín Palermo, a quien se sindica como componedor clave de los dimes y diretes que han involucrado al plantel en los últimos días.

Mientras tanto, en la cancha principal, el entrenador de arqueros, Víctos Civarelli, exigía como de costumbre a Caranta y García, a quienes un rato más tarde se sumó el tercero, Josué Ayala.

Pasó una hora con cuaranta y cinco minutos sin que los futbolistas, excepto los arqueros, tomaran contacto con la pelota hasta que finalmente Ischia, como colofón de la labor, dispuso media hora de fútbol recreativo, 14 contra 14 en media cancha, con Lucas Castromán y Ricardo Noir como arqueros.

Y allí se divirtieron, jugando el juego que mejor juegan y que más les gusta, con el equipo de Riquelme, el de buzos azules, imponiendo amplia superioridad sobre el de pecheras naranjas que se les oponía.

Riquelme jugó recostado sobre la izquierda, muy cerca de la tribuna principal, tejiendo bonitas combinaciones con Cristian Chávez, con Neri Cardozo, sorprendiendo con entregas que nadie esperaba y haciendo gala de su magia, que no es para cualquiera.

Después se fueron todos al vestuario, para la ducha reparadora, y mientras la prensa esperaba, ansiosa, las palabras de Lucas Viatri, Riquelme fue el primero en salir, porque se duchó a la carrera y desapareció hacia el predio de la AFA en Ezeiza, donde compartió un asado con sus compañeros del seleccionado.

Otro que se fue muy rápido fue Ischia, portando su cotidiano maletín con rueditas y una vez más, sin hablar, cosa que evitará hacer, seguramente, hasta el viernes, cuando ya no tendrá más remedio que brindar su conferencia de prensa para hacer saber, por supuesto, que todavía no sabe cómo va a formar Boca frente a River.

Sus razones tiene, el entrenador, ya que recién el próximo jueves se reintegrará Alvaro González y un día después van a hacerlo Fabián Vargas, Claudio Morel Rodríguez y Cáceres, el más esperado de todos.

Respecto del paraguayo que juega de número dos, trascendió que va a estar en Ezeiza el jueves por la tarde y que ese mismo día o bien el viernes, muy temprano y en lo posible, lejos del acoso mediático, tendrá lugar una reunión cumbre con Riquelme y con el presidente, Pedro Pompilio.

En cuanto a los once que saldrán el domingo al césped de River, se dice que el primer central será Juan Forlín y que la única duda está planteada entre Jesús Dátolo y Leandro Gracián.

Es decir que los once serían: García; Hugo Ibarra, Forlín, Gabriel Paletta, Morel Rodríguez; Vargas, Sebastián Battaglia, Dátolo o Gracián; Riquelme; Rodrigo Palacio (que juega seguro, no le duele nada contra algunas maledicencias) y Viatri. Pero son conjeturas, apenas.

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