Según DPA, Wamuth, de 80 años, recordó que en 1984 obligó a su hijo a enviar unas líneas de agradecimiento a su padrino, que vivía a las afueras de Giessen, la ciudad del oeste de Alemania.
La carta, olvidada desde hacía mucho tiempo, apareció hace poco en un instituto veterinario de Giessen en el que el padre del remitente y el fallecido padrino trabajaban.