Según los expertos, la castración química reducirá drásticamente las posibilidades de convictos que reinciden en abusos sexuales.
La droga, que puede ser dosificada a través de píldoras, inyecciones o implantes, limita la producción de testosterona, reduciendo el apetito sexual.
Los antiandrógenos, que reducen el nivel de testosterona en los hombres, ya se prescriben en Gran Bretaña para pacientes con cáncer de próstata.
El plan piloto, elogiado por organismos que luchan contra la pedofilia en el país, fue muy exitoso en lugares como Canadá, donde el Royal Ottawa Mental Healthcare Centre trata a unos 188 pacientes de "mediano y alto peligro".
Por su parte, Grubin dio luz verde al plan, que forma parte de una nueva iniciativa del Ministerio de Salud británico.
La castración química no es considerada como un castigo o condición para la libertad de ex convictos, ya que ello violaría los derechos humanos del pedófilo. (Télam)