Un comerciante de la zona que entraba en su casa a bordo de una camioneta fue sorprendido por cinco desconocidos armados que así accedieron a la vivienda.
En la casa estaban la esposa y dos hijos adolescentes del propietario. La hija, de 16 años, alcanzó a llamar al 911 con un celular.
Consumado el robo y cuando los asaltantes salieron a la calle para huir con el botín, con padre e hija como rehenes, se toparon con un despliegue policial y se produjo un enfrentamiento.
La joven se escapó de sus captores y corrió gritando en medio de la balacera hacia uno de los patrulleros policiales, donde encontró refugio y le fue puesto un chaleco antibalas.
Tres de los asaltantes cayeron muertos, dos de ellos a bordo del vehículo con el que planeaban huir, mientras que otros dos escaparon, presumiblemente por los techos.
El cautivo recibió una herida de bala muy grave en la cabeza y fue llevado de inmediato al Hospital de San Isidro.
El jefe del servicio de guardia, Esteban Bechelli, confirmó hoy que el paciente recibió un disparo de arma de fuego en el cerebro.
"Es una lesión grave, severa. Se le hicieron estudios, incluida una tomografía computada. El estado del paciente es reservado", explicó el médico.
En el mismo hospital fue atendida la hija que sufrió una crisis nerviosa.