Las autoridades de Myanmar mantienen un número de 22.500 muertos, pero aún antes de la cifra dada por diplomáticos estadounidenses, la ONU había advertido que el número podría aumentar "muy significativamente".
Fuentes de la ONU estimaron hoy que los afectados son unos 24 millones de personas, más de la mitad de la población del país donde viven más de 53 millones.
Horsey, vocero de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), dijo que se estima "en un millón de personas los sin techo y necesitados de asistencia inmediata".
El partido de la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND), dijo que las víctimas del ciclón necesitan con urgencia ayuda de las agencias internacionales.
La junta birmana dijo que recibirá las ayudas, pero impuso a las organizaciones una negociación caso por caso para obtener la visa de ingreso al país, y designó a un ministro para examinar cada pedido de los trabajadores humanitarios extranjeros.
Hoy por la tarde, el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon lanzó un llamado a los militares para que abran las puertas a los socorristas, los cuales "pueden ayudar significativamente al gobierno birmano a responder a esta tragedia", dijo en Nueva York el subsecretario general de la ONU de Asuntos Humanitarios, John Holmes.
Estados Unidos dijo hoy que no recibió respuesta a su ofrecimiento de ayuda: "No hemos recibido autorización de la junta birmana a enviar nuestros equipos de especialistas y lo mismo ocurrió a los otros países", dijo la vocera Dana Perino.
Un vuelo con 25 toneladas de ayudas de la Oficina de la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU pudo partir hoy de Brindisi (sur de Italia) sólo después de muchas horas de espera.
Entretanto el Programa Alimentario Mundial de la ONU (PAM) y UNICEF comenzaron a distribuir alimentos en las zonas devastadas de Rangun y provisiones de primera necesidad en la zona del delta del Irrawaddy. (Télam)