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La violencia volvió a adueñarse del fútbol

El asesinato del joven simpatizante de Vélez Emanuel Alvarez obligó a la suspensión del partido entre San Lorenzo y el equipo de Liniers y una vez más, como ya se hizo habitual en el fútbol argentino, la violencia y los hechos policiales hicieron olvidar la auténtica pasión por el juego.
Alvarez, de 21 años, recibió un balazo en el tórax cuando se trasladaba en un micro al estadio de San Lorenzo, poco después de que la caravana de más de 40 vehículos con simpatizantes de Vélez descendiera de la autopista Dellepiane, a la altura de La Quemita, un predio deportivo perteneciente al club Huracán.

Herido de gravedad fue trasladado al hospital Parmenio Piñero, donde murió en la guardia de un paro cardiorrespiratorio, según lo confirmó el titular del SAME, Alberto Crescenti.

Hasta el momento, la Policía no efectuó ninguna detención en relación con el episodio, a la espera de reunir testimonios.

Lo sucedido motivó que los hinchas de Vélez que se encontraban en el estadio presionaron para que no se jugara el partido, derribando parte del alambrado en la tribuna donde normalmente se ubica la parcialidad visitante.

Ante esta situación, el árbitro Héctor Baldassi determinó la suspensión del partido, cuando el delantero Gustavo Balvorín se disponía a iniciar el encuentro.

Las versiones sobre el asesinato de Alvarez son diversas y una de las más firmes las dio Eduardo Capucheti, jefe de seguridad de Vélez, quien le dijo a Télam que "no fue un enfrentamiento de barras. Fue un solo balazo. Creo que de un calibre 22".

Capucheti, que acompañaba a los micros en un auto, aseguró: "Lo atendimos enseguida con Bernardo (otro miembro de la seguridad de Vélez) hasta que llegó la ambulancia. Fue una mala suerte increíble. Le dio justo en el corazón. No salía sangre".

El origen del disparo también fue motivo de controversias, ya que una versión decía que provino de la Quemita, otra de una parrilla que estaba en diagonal, otra más hablaba de una zona que está enfrente del predio de Huracán y una última mencionaba a un Fiat Duna, de color blanco.

Capucheti abonó esta última hipótesis y dijo que el disparo "no salió de la Quemita. Salió de enfrente, de unos pastizales. Parece que un tipo se tiro al piso y disparó".

El jefe de seguridad de Vélez también habló del "Duna blanco" pero dijo que no tuvo nada que ver con el asesinato de Alvarez.

"De adentro del coche tiraron una botella y lastimaron en un brazo a un muchacho que venía en uno de los micros. Lo llevaron al hospital, lo cosieron y se fue a su casa".

Un hincha de Vélez que viajaba en el micro agredido, que se identificó como Carlos F, le aseguró a Télam que "con el ruido y los cantos no se escucharon disparos. El pibe gritó 'Ay' y vimos que tenía sangre en la espalda".

"Nosotros le dijimos que se quedara tranquilo, que era una herida chiquita, que podía ser un balín, pero él nos decía que le dolía mucho, que le ardía", agregó.

"Después -añadió- esperamos la ambulancia, que tardó 20 minutos en llegar, y se lo llevaron al hospital. Ahí llegó muy pálido y vomitando".

Tras la suspensión del partido un grupo de hinchas de Vélez se dirigió a la Quemita en busca de venganza, produciendo destrozos en el lugar y también en una parrilla de la zona, en la que aparentemente se encontraban simpatizantes de San Lorenzo.

En tanto el diputado porteño Pablo Failde, miembro del Comité de Prevención y Seguridad para Eventos Deportivos de la Ciudad, reclamó la "la suspensión total" de la sexta fecha del torneo Clausura, la AFA negó esta posibilidad.

El periodista Ernesto Cherquis Bialo, director de Comunicaciones del ente rector del fútbol argentino, aseguró que "la AFA lamenta profundamente lo sucedido pero hasta el momento la fecha se juega porque no hay elementos que permitan esclarecer el asesinato del hincha de Vélez".

Una preocupación que sobrevuela a la dirigencia del fútbol argentino es que San Lorenzo tenía previsto jugar la próxima fecha ante Lanús, en cancha de Vélez, lo que ahora parece poco prudente.

El partido entre San Lorenzo y Vélez no fue el único de primera división suspendido hoy, ya que tampoco jugaron Gimnasia de Jujuy y Lanús porque la policía provincial no podía dar seguridad al espectáculo.

El plantel y el cuerpo técnico de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, equipo que pelea por mantener la categoría, fue robado y amenazado por la barra brava del club, durante esta semana. (Télam).

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