Según habían indicado voceros policiales, la chica fue trasladada por allegados al Hospital, donde quedó internada en estado grave.
Si bien no se difundieron datos filiatorios de la joven, se supo que reside en la zona de Béccar, para completar sus estudios universitarios.
Sus allegados comentaron a los médicos del hospital que en circunstancias no conocidas, la chica consumió una importante cantidad de esa bebida de origen ruso y polaco, que por lo general contiene una graduación alcohólica superior al 35 por ciento.
Descontrol y cóctel mortal de drogas y alcohol
En los últimos 50 días de 2007, tres chicos de entre 16 y 18 años perdieron la vida por excesos, antes de ir a bailar a los boliches.
Como epicentro aparece el Conurbano de la Provincia de Buenos Aires, donde los menores de edad se adueñan de la noche durante los fines de semana. En muchos casos, la movida va de la mano de drogas y alcohol, un cóctel que muchas veces puede resultar mortal.
El caso de Camila, una chica de 16 años que murió por una mezla de éxtasis, alcohol y antidepresivos, es uno de los más recordados, ya que murió en la puerta del colegio Marianista, esperando la camioneta que la trasladaría hasta un boliche.
Ese caso encendió la luz de alerta entre los padres, dado que se dijo que algunos colegios podrían estar ofreciendo el macabro paquete que incluye pastillas antidepresivas, alcohol, bebidas energizantes y alcohólicas, junto a la entrada a los boliches.
El denominado "combo de la muerte", que los adolescentes contratan para asegurarse la entrada a los boliches, el traslado hasta allí y una generosa provisión de alcohol y pastillas, quedó en el centro de la polémica, luego de la trágica muerte de la joven Camila.
El problema radica en que los jóvenes no advierten del peligro de la mezcla. Mucho menos de los perjuicios del alcoholismo. Para apoyar esta afirmación, varios estudios indican que la iniciación en el consumo de bebidas alcohólicas ha descendido de edad: los chicos comienzan a beber a los 13 años. Además, no consideran los peligros de la ingesta excesiva, lo que aluden como algo “normal”, sobre todo los fines de semana.
Menos del 10 por ciento de los jóvenes considera al alcohol como una droga, según un relevamiento realizado por una universidad nacional. Sin embargo, los riesgos ya son bastante conocidos por las familias: dependencia, comportamientos compulsivos y violentos, además de muerte al volante, entre otros.
