edición 7333 - visitas hoy 62522

elcomercioonline.com.ar Noticias Zona Norte

Noticias Zona Norte

A veinte años de su muerte Luca Prodan resiste el olvido

A veinte años de su muerte Luca Prodan resiste el olvido
Fue un suspiro, apenas cinco años en la escena del rock local desde el debut de Sumo en El Palomar en 1982 hasta su muerte la madrugada del 22 de diciembre de 1987 por una cirrosis crónica, pero Luca Prodan marcó para siempre la historia del rock argentino y a 20 años de su muerte su nombre se agiganta.
Su rostro se multiplica en miles de remeras y su figura, como un indescifrable signo de todo aquello que expresó alguna vez el rock -una rabiosa actitud antisistema, un perpetuo presente, un modo de exponer el cuerpo siempre al límite y unos pocos acordes para contar un viaje desgarrador o festivo- se transformó en un emblema que resiste el olvido.

La aparición de Luca en la escena del rock vernáculo fue la de un objeto no identificado. Traía de Londres las últimas imágenes del rock sinfónico en estado de coma, la furiosa actitud punk y los nuevos aires del reggae, todavía desconocidos en estas playas.

Formó, junto a Los Redonditos de Ricota y Los Twist lo más innovador y revulsivo de la escena under que se juntaba en el Café Einstein de Omar Chabán en los finales trágicos de la última dictadura militar y desde allí construyó uno de los discursos artísticos más potentes del rock local.

Los discos oficiales de Sumo en vida de Luca fueron tres y en tres años sucesivos: "Divididos por la felicidad" (1985), donde están "La rubia tarada", "Mejor no hablar" (compuesta por el Indio Solari), "El reggae de paz y amor" y su versión de "Kaya", de Bob Marley.

Luego vinieron "Llegando los monos" en 1986 con "Viejos vinagres" y "Que me pisen" y en 1987 "After Chabón", con la bellísima "Mañana en el Abasto" y "Lo quiero ya", que con su frase "no sé lo que quiero pero lo quiero ya" sintetizó toda una época o un estado del espíritu de una época.

Nacido en Roma en mayo de 1953, Luca estudió en el aristocrático colegio escocés Gordonstown College, del que se fugó antes de recibirse, y llegó a las sierras de Córdoba en 1981 escapando a la heroína y el suicidio de su hermana que lo habían puesto al borde la muerte.

Desde allí, y luego de unirse a Germán Daffunchio primero, Alejandro Sokol después, Diego Arnedo, Roberto Petinatto, Ricardo Mollo y Alejandro Troglio, más tarde, dio origen a Sumo, una banda que dejó para siempre su marca en el rock argentino y que creció en popularidad y significado después de su muerte.

Además de eso, Luca fue una permanente voz de alerta y denuncia contra cierto provincianismo de los rockers nativos, como cuando señaló: "Acá hay demasiada seriedad, todos quieren ser profesionales y se olvidan que el rock es una locura".

Una voz desafiante también del star-system cuando afirmó: "Manejar el poder es como manejar explosivos, te podés hacer mierda vos mismo" o "la heroína es la segunda droga en importancia, la primera es el poder", una frase que con algunos cambios repetiría Diego Maradona 15 años más tarde.

Liberado de la heroína que lo consumió en la Europa tatcherista, Luca no pudo escapar a la bebida y dejó en claro esta situación.

"Nunca pensé que la ginebra fuera el elixir de la vida, más bien es el elixir de la muerte", dijo en un reportaje.

El 20 de diciembre de 1987 ofreció su último recital en estadio del club Los Andes, donde dijo, antes de cantar una canción "ahí va la última", para los 500 jóvenes que lo escuchaban.

Después murió, entre la noche del 21 de diciembre y la mañana del 22 en que lo encontraron en su cama de la pensión de San Telmo donde estaba viviendo, sin conciencia de la "pequeña revolución" que había desatado y que aún algunos reivindican, aunque más abajo que arriba del escenario.

(Télam, por Pedro Fernández Mouján).

Últimas Noticias