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Cristina Fernández asumió como presidenta de los argentinos

Cristina Fernández asumió como presidenta de los argentinos
Cristina Fernández de Kirchner asumió hoy la presidencia de la Nación ante la Asamblea Legislativa, donde ratificó la continuidad del modelo de acumulación con inclusión social impulsado por Néstor Kirchner y planteó los principales ejes de su gestión.
En su primer discurso como presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner ratificó la defensa de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas y reafirmó la postura del gobierno nacional frente al conflicto con Uruguay, al aclarar que
esa situación "no nos es imputable".

La flamante presidenta llegó pasadas las 15 al Palacio Legislativo acompañada por el presidente Kirchner y su hija Florencia y se dirigió inmediatamente al salón Azul para firmar el libro de honor, antes de ingresar al recinto para prestar juramento y recibir los atributos de mando por parte de su esposo.

Al ingresar al Congreso, enfundada en un vestido color marfil con un tapado de encaje, la presidenta fue recibida por dos comisiones de legisladores del oficialismo y la oposición, que la acompañaron hasta el recinto de sesiones junto al vicepresidente Julio Cobos.

La Asamblea fue presidida por el vicepresidente Daniel Scioli, quien estuvo acompañado en el estrado por el flamante titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner.

La ceremonia contó con la presencia de mandatarios extranjeros, embajadores, miembros de la Corte Suprema, de las Fuerzas Armadas, gobernadores y ministros. En tanto, Ofelia Wilhem, madre de Cristina Fernández de Kirchner, se ubicó al lado de sus hijos, Máximo y Florencia.

"Nunca pude aprender el protocolo", bromeó el presidente Kirchner cuando su esposa le indicó que antes de recibir el bastón y la banda presidencial, debía firmar el acta de traspaso que fue leída por el escribano general de la Nación.

La presidenta fue recibida en el recinto con una lluvia de papelitos e inició su mensaje, que no fue leído y cuyas palabras improvisó, con un "Viva la Patria".

El discurso, que se extendió por más de 45 minutos, fue aplaudido en más de 10 oportunidades aunque el más intenso se produjo cuando la presidenta hizo referencia a la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo presentes en el recinto, quienes emocionadas se pusieron de pie al escuchar ese reconocimiento.

Al iniciar su mensaje, Cristina Fernández enumeró los 4 pilares fundamentales del proyecto iniciado en 2003 por el presidente Kirchner y mencionó la defensa de las instituciones, la sociedad, el modelo de acumulación con matriz diversificada e inclusión social que, dijo, "muestran la inserción en el mundo".

En esa línea, la flamante presidenta destacó los logros del gobierno de Kirchner y puso de relieve la reducción de los miembros de la Corte, la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final con las que, dijo, "hemos derribado el muro de la impunidad".

Al anticipar alguna de las políticas que impulsará su gobierno, la presidenta destacó la necesidad de concluir los juicios a los responsables de lo que calificó como "el mayor genocidio de nuestra historia", en referencia a las causas contra los acusados de delitos de lesa humanidad.

Tras mencionar la elevación a rango ministerial del área de Ciencia y Tecnología, Cristina mencionó la reforma del Poder Judicial como una tarea pendiente para brindar "seguridad para todos" así como la profundización del rol del Congreso para debatir "sin agravios" propuestas viables.

En torno a la política exterior, la presidenta abogó por el fortalecimiento del Mercosur y la importancia de que Venezuela se sume al mercado común y consideró que "alimentos y energía serán claves de un futuro que no es tan lejano", a la vez que se mostró a favor de la "imperiosa reconstrucción del multilateralismo".

Pero, sin dudas, la referencia al conflicto con Uruguay fue uno de los párrafos más destacados del discurso. Tras agradecer la presencia del presidente de Uruguay, Tabaré Vazquez, la presidenta anticipó que no va a tener "un sólo gesto que profundice las diferencias" aunque dijo que la situación "no nos es imputable".

En ese marco, Cristina aprovechó para ratificar la postura argentina en torno a la soberanía sobre las Islas Malvinas, al sostener que se trata de un "reclamo irrenunciable e indeclinable" y llamó "al país ocupante", en referencia a Gran Bretaña, a cumplir el mandato de las Naciones Unidas.

Al igual que lo había hecho ayer Kirchner ante los mandatarios latinoamericanos, la presidenta comprometió el esfuerzo de la Argentina para colaborar en la negociación por la liberación de Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC en Colombia.

Finalmente, y a modo de confesión, la presidenta reconoció que "tal vez" le cueste más ejercer el poder "porque soy mujer" pero confió en tener "la fuerza para poder hacerlo" y puso como ejemplo de lucha de Eva Perón que, dijo, "tal vez se lo merecía más que yo", así como la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

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