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El obispado de San Isidro celebró los 50 años de su creación en el santuario de la Virgen de Luján

Con una multitudinaria misa presidida por el Nuncio Apostólico, Adriano Bernardini, la diócesis de San Isidro celebró sus 50 años el sábado último en la Basílica de Luján. El Obispo de San Isidro, Monseñor Jorge Casaretto, agradeció a la gran cantidad de sacerdotes, comunidades, religiosos, religiosas y laicos que participaron en la peregrinación de acción de gracias.
¡Gracias, Madre, por estos 50 años! Bajo este lema, más de cinco mil fieles de la Diócesis de San Isidro llegaron el sábado a Luján en un centenar de micros, combis y autos particulares para celebrar comunitariamente.

En un escenario al aire libre, montado al lado del monumento a las Malvinas, en las afueras de la ciudad de Luján, cerca de la estación de ómnibus, los peregrinos bailaron y cantaron al son de la música del grupo Pascua Joven y del solista Mariano García.

Pañuelos rojos, verdes y naranjas, flores amarillas y celestes, estandartes, todos símbolos representativos de los decanatos, eran agitados y revoleados para vivar a Jesús, María y al obispado.

El sacramento de la Reconciliación, a cargo de todos los sacerdotes posibles, bajo el sol o a la sombra de los pocos árboles que aún no estaban ocupados por los fieles, estuvo a la orden del día, por cuanto los fieles buscaron participar activamente en cada momento de la celebración.

La caminata hasta la Basílica comenzó poco después de las 16, una vez anunciada la llegada del Obispo sanisidrense junto al Nuncio Apostólico, Monseñor Adriano Bernardini, que luego estuvo a cargo de la sentida homilía.

También dijeron presente, como en muchas ocasiones de reunión diocesana, los Monseñores Bianchi Di Cárcano, Obispo de Azul; Carlos Franzini, obispo de Rafaela; y Fernando Bargalló, obispo de Merlo-Moreno.

Al comenzar la celebración, el obispo de San Isidro, Monseñor Jorge Casaretto, agradeció a todos la multitudinaria y ferviente participación. Hasta las últimas horas del propio viernes, en víspera de la celebración, los feligreses buscaban ubicación en los ómnibus, ya no de la propia parroquia, sino en donde aún quedara algún improbable lugar vacío.

"Les agradezco muchísimo a los sacerdotes, a las comunidades, religiosos, religiosas, a los laicos que nos hayamos unidos en esta peregrinación de acción de gracias para ponernos en manos de Dios por medio de María Santísima, para seguir recibiendo muchas Gracias y muchas bendiciones en la vida de nuestra diócesis" afirmó el Obispo Casaretto.

Luego, durante la homilía, Mon. Bernardini, destacó la labor de los sacerdotes. "La tarea más pesada de evangelización es obra de ustedes" puntualizó el religioso. Asimismo, puso de relieve el amor y el compromiso de Santa María Virgen con el sufrimiento del otro para "Mirar la realidad de las cosas" y "Ver más allá de su propio plato".

"La compasión de María no es genérica" dijo el prelado y explicó que "el mandamiento del amor es único. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo (...)"El camino que conduce Dios pasa obligatoriamente a través del prójimo" reafirmó.

El enviado papal también dijo que "la fe nunca es un simple elemento de resignación, adaptación, soportación pasiva". En este sentido explicó: "Entonces el creyente se convierte en uno que se mueve (...) Con Fe las cosas no pueden de ninguna manera permanecer como son".

Al concluir la celebración, se llevó hasta la imagen de la Virgen de Luján, ubicada en el altar, una corona realizada con todos los colores de los distintos decanatos de la diócesis como ofrenda y agradecimiento por todos estos años.

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