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Juzgan al joven conocido como el violador serial del tatuaje chino

Un mozo, aprendiz de chef y profesor de música de 28 años comenzó a ser sometido a juicio acusado de ser el violador serial de Martínez que abusó sexualmente de ocho jóvenes que lo reconocieron por su marca característica: un tatuaje chino en su mano izquierda.
Se trata de Rodrigo Marcelo Somoza Ebbecke, quien desde el jueves pasado es juzgado en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro, ubicado en avenida Del Libertador 16.526, donde mañana continuará el debate con el relato de las últimas tres víctimas y el inicio de los alegatos.

Fuentes judiciales informaron que Somoza Ebbecke está acusado por abuso sexual agravado en perjuicio de ocho chicas de entre 18 y 27 años en siete hechos, ya que en el último caso hubo dos víctimas simultáneas.

Por la sumatoria de penas, el imputado podría ser condenado a más de 30 años de prisión, dijeron los voceros judiciales.

Todos los ataques se cometieron entre principios de 2004 y los primeros meses de 2005 en Martínez y Olivos, hasta que el primero de abril de ese año, Somoza Ebbecke fue detenido luego de que una de sus víctimas, una estudiante de arquitectura, lo reconoció y le vio el tatuaje chino cuando le sirvió un café en el bar "Gluck" de Acassuso, donde trabajaba como mozo.

Ese tatuaje con símbolos chinos entre el pulgar y el índice de su mano izquierda fue reconocido por todas las víctimas y fue el hilo conductor que le permitió saber a los investigadores que se trataba del mismo violador en todos los casos.

Los pesqusias determinaron que en ninguno de los hechos hubo penetración, ya que la modalidad de este violador serial era obligar a sus víctimas a realizarle sexo oral o masturbarlo, aunque la Justicia en estos casos considera que una 'felatio' también es un abuso sexual con acceso carnal.

El tribunal que juzga al mozo es el mismo que condenó por el encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce al viudo Carlos Carrascosa, aunque en esta oportunidad lo preside el juez Hernán San Martín y lo integran Luis Rizzi y Mario Kohan -el ex fiscal que metió preso Horacio Conzi-, éste último en reemplazo de María Angélica Etcheverry.

El fiscal de juicio es Carlos Palacios, una de las víctimas tiene como abogado querellante a Jorge Hernández y el imputado tiene una defensora particular.

Para la detención de Somoza Ebbecke y su eventual condena fueron clave diversos aportes de sus víctimas, ya que una lo reconoció en el pub donde trabajaba como mozo, otra recordó el número de patente de su auto, una tercera aportó la prueba trascendental de un pañuelo descartable con su semen y una cuarta un pantalón también manchado con semen.

El violador siempre actuaba de la misma manera: las mujeres eran abordadas por un hombre que se movilizaba en un auto -primero en Fiat 128 Super Europa dorado y después un Volkswagen Senda blanco-, que buscaba a sus víctimas en las inmediaciones de los boliches de la zona, las amenazaba con un arma y las obligaba a subir al vehículo donde abusaba de ellas.

Voceros judiciales indicaron que la situación procesal del mozo y aprendiz de chef es complicada, ya que durante la instrucción y la primera jornada del juicio ya fue reconocido por la mayoría de sus víctimas.

Incluso, una de las chicas que declaró en la primera audiencia y durante la instrucción no había reconocido a Somoza Ebbecke en rueda de personas, al ver su foto accidentalmente en el expediente se puso a gritar y llorar al grito de "¡es él, es él!" y hubo que interrumpir la audiencia para calmarla.

Pero las pruebas más contundentes son dos estudios de ADN positivos que determinaron que el patrón genético del imputado es el mismo que el del semen aportado por dos víctimas.

El primero de esos estudios de ADN se hizo con un pañuelo descartable que el abusador empleó para limpiarse su semen tras uno de los ataques.

Ese pañuelo de papel fue arrojado por el violador a la calle sin prever que su víctima luego le indicaría a la policía el lugar exacto donde fue encontrado por los peritos.

El segundo cotejo genético se hizo con un pantalón aportado por una de las dos víctimas de su último ataque.

Este caso ocurrió a la salida del boliche Sunset de Olivos, donde el violador obligó a subir a dos chicas al auto y mientras una de ellas fue manoseada y la otra le practicó sexo oral al delincuente.

Una de estas víctimas de Olivos aportó su pantalón de corderoy manchado con el semen, cuyo ADN, al igual que en el pañuelo descartable, coincidió con el de Somoza Ebbecke.

En la causa, cuya instrucción estuvo a cargo de la fiscal de San Isidro Bibiana Santella, están secuestrados además dos autos de Somoza Ebbecke que fueron reconocidos por algunas de las víctimas como los vehículos donde las sometieron.

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