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Tigre: Del pasado sufrido al presente histórico en tres años

Tigre: Del pasado sufrido al presente histórico en tres años
La historia inmediata de Tigre parece extraída de una película con aristas heroicas que bordean lo fantástico, ya que hace menos de cuatro años peleaba por no descender a la Primera C y hoy se ilusiona con su primer título en la élite del fútbol argentino.
Tigre estaba, a principios de 2004, destruido en todos los aspectos y sólo conservaba la masiva convocatoria en la zona norte del conurbano bonaerense.

Un panorama complejo, con un ojo puesto en la tabla de los promedios de la Primera B, un pasivo de ocho millones de pesos y numerosos juicios por resolver.

Dicen que para solucionar un problema grave es necesario un cambio de 180 grados y se dio con las llegadas al club de Sergio Massa, actual titular del Anses y electo intendente de Tigre, como colaborador externo "fuerte" del club.

Massa acercó a Ricardo Caruso Lombardi como entrenador de "un gigante dormido", como calificó al club y al que anticipó iba "a despertar".

En menos de un año el Tigre de Caruso Lombardi, formado por un grupo de ignotos jugadores del interior del país, otros de divisiones aún menores, algunos veteranos con poco hilo en el carretel y apenas un puñado surgido de las inferiores, logró el bicampeonato de la Primera B, con un record de 94 puntos y ascendió a la B Nacional.

No sólo el aporte del entrenador fue fundamental para salir de la crisis futbolística. Varios sponsors llegaron de la mano de Massa; la dirigencia formó un plantel hasta donde podía pagar y el "hambre", en el literal sentido de la palabra, que mostraron los jugadores fue vital a la hora de medirse ante los rivales.

Luego de un primer año en la B Nacional, en la que quedaron a sólo un gol de clasificar para el reducido en busca de un ascenso, hacia fines del siguiente Apertura, Caruso Lombardi, recomendado por Diego Maradona, renunció a Tigre para asumir en Argentinos Juniors, de la primera división.

Con la salida de Caruso Lombardi, la incógnita que se le presentó a Tigre fue como suplantar al gran arquitecto de los últimos grupos y Massa se la jugó por un candidato impensado: el novato Diego Cagna.

Multicampeón como jugador con Boca Juniors, la llegada de Cagna a Tigre provocó, en un principio, la desconfianza de los hinchas, por su inexperiencia en el puesto y su falta de roce con el fútbol del ascenso, pero tras el primer año, se produjo el "milagro".

Cagna, de carácter templado y principal heredero de muchas virtudes de Carlos Bianchi, su ex entrenador en el exitoso Boca, no solicitó estrellas a la dirigencia, le pidió a sus dirigidos que intentaran jugar siempre la pelota al piso, soportó una racha de partidos sin triunfos con un trabajo silencioso y se transformó en uno de los máximos ídolos de la historia del club.

Así fue que los de Victoria clasificaron al reducido, en el que eliminaron a dos clásicos rivales: Chacarita y Platense; mientras que en la promoción logró el ascenso tras 27 años, tras dejar en el camino a otro eterno oponente: Nueva Chicago.

La misma idea se mantuvo para la excursión en primera. Plantel con pocos refuerzos de renombre, mantener la base del ascenso y a cada integrante del cuerpo técnico en su puesto.

Lejos de pelear los últimos lugares de la tabla, Tigre realizó una brillante campaña en su primer Apertura, en el que hoy está en el segundo puesto junto a Independiente, a sólo dos puntos de Lanús, su próximo rival.

El mismo hambre que llevó a un grupo de los actuales jugadores a luchar para no hundirse en la Primera C, los catapultó en la actualidad a resultados históricos como el contundente 4 a 1 sobre River Plate o el 3 a 2 ante Racing Club.

Con el trabajo serio de la dirigencia, Tigre disminuyó su pasivo de ocho millones de pesos a un millón, canceló veinticinco juicios, aumentó la cantidad de socios de unos ochocientos a los siete mil actuales y remodeló por completo el estadio, que estuvo repleto en cada uno de los partidos en primera división.

Cagna, que renovó su contrato hasta diciembre de 2009, sigue al frente de un grupo de jugadores que dice sentirse "una familia", sueña con algo importante, pero mantiene los pies sobre la tierra, con el principal objetivo de sumar cincuenta puntos para mantener la categoría.

Es el momento más brillante de la institución, que tiene ciento cinco años de vida, actualmente disputa su 42da. temporada en primera división y tuvo su mejor actuación en 1955 con un sexto puesto, pero nunca peleó un título.

"Tigre se va a quedar a vivir en primera y quiero jugar una Copa en dos años", dijo Massa hace apenas cuatro meses, tras el ascenso logrado en Mataderos. Pocos le creyeron. Tal vez, hoy esos descreídos lo piensen dos veces.

Hernán Gadda

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