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El seleccionado sigue sin brillar pero por ahora suma

El seleccionado sigue sin brillar pero por ahora suma
El seleccionado argentino de fútbol cumplió con el objetivo de vencer a la débil Venezuela por 2 a 0 en Maracaibo y aunque todavía no logró actuaciones lucidas ni mostró la contundencia que tuvo en pasajes de la Copa América, terminó las dos primeras jornadas de eliminatorias con puntaje ideal.
Son ciertas las circunstancias y no excusas las que manifestaron los jugadores al término del partido jugado en el estadio "Pachencho" Romero: el calor era insoportable más allá de haberse jugado en horario nocturno, Argentina había enfrentado hacía sólo 72 horas a un equipo superior a Venezuela como es Chile y, en el medio, hubo ocho horas de vuelo a Maracaibo.

En ese marco, no extrañó que Argentina le cediera durante los primeros minutos la pelota y el terreno a un rival limitado, que cuando tomó conciencia de que sus golpes no herían a los de Alfio Basile, se desmoronó anímicamente.

Además, cuando recién se jugaban quince minutos y Argentina no había pateado al arco siquiera una vez, apareció la nueva receta goleadora: el "guante" derecho instalado en el botín de Román.

Un tiro libre preciso de Riquelme, la defensa venezolana que miró los hombres en lugar de la pelota y Gabriel Milito puso en ventaja a los albicelestes con un buen cabezazo, no precisamente una de sus virtudes pese a ser zaguero.

De todas maneras, el rápido festejo ante un rival que nunca le empató siquiera un partido a un seleccionado mayor argentino, no ayudó para que el equipo nacional manejara el partido, y en varios pasajes de esa etapa inicial hasta "perdió la pelota y fue superado por Venezuela", como lo reconoció el mismo Basile en la conferencia de prensa.

Sin embargo, cuando poco y nada había pasado entre uno que no sabía cómo y el otro que jugaba hacia los costados, hacía todo a ritmo lento y se aprovechaba de la desesperación del humilde, apareció una definición brillante de Lionel Messi, una de las figuras de la cancha, con un remate potente desde afuera del área, para definir el encuentro con más de un tiempo por delante.

El segundo período, consecuente frase hecho pero no por ello descartable, estuvo prácticamente de más. Venezuela sumó jugadores en ataque, por lo que quedó expuesta varias veces, en tanto Argentina esperó ordenada, sufrió muy poco en su área y hasta pudo haber goleado en los últimos quince minutos de no ser por la falta de puntería de Carlos Tevez y del debutante Germán Denis.

Entre los puntos más altos de la actuación argentina, que distó mucho de ser superlativa, se destacó el desequilibro de Messi, que por momento parece un autito chocador que se quiere llevar por delante a los rivales y, en otros, define un partido con una joya como la de anoche o con espacios arrastra marcas y termina habilitando a otro compañero.

La pareja de centrales también tuvo una tarea elogiable. Gabriel Milito convirtió un gol y se lo notó muy seguro en el juego aéreo contra Giancarlo Maldonado, la carta de gol (única) que presentaba Venezuela, y Martin Demichelis parece que tomó la posta del ex capitán del seleccionado, el retirado Roberto Ayala, con otra sólida labor como último hombre.

Intermitente, Riquelme se corrió al costado izquierdo para frenar el ritmo del partido y en otras ocasiones bajó demasiado hasta la línea de Javier Mascherano y Esteban Cambiasso. Lo cierto es que cumplió con una pelota parada de gol, pero se lo notó muy cansado, agobiado por el calor, los dos partidos seguidos y la inactividad que sufre con su "novela" en el Villarreal de España.

Lo que sí habría que definir es que estilo de juego querrá darle Basile al equipo cuando Hernán Crespo logre la continuidad que hoy no tiene en el Inter, de Italia y por la que el entrenador dijo no haberlo convocado.

A veces Tevez debe salir del área para que la pelota le llegue sin exponerse a tanta fricción y cuando levanta la cabeza, la referencia dentro del área es Messi entre centrales que generalmente le llevan más de una cabeza de alto.

En algunos momentos el equipo se vuelve previsible. O Riquelme hace todo a diez por hora o Messi intenta hacerlo a mil.

Esos segmentos que mostró, tanto ante Chile como contra Venezuela, siembran un manto de dudas sobre el funcionamiento del equipo, teniendo en cuenta que no se enfrentó a potencias mundiales, ni siquiera continentales.

Preocupante fueron, en cambio, las actuaciones de los marcadores laterales. Hugo Ibarra estuvo lento para la marca y fue desprolijo con la pelota, por lo que tuvo un nulo aporte en lo ofensivo.

En tanto que en la punta izquierda el "herido" Nicolás Burdisso sufrió los mismos inconvenientes, que derivaron en lo más pobre a nivel individual.

El resto, parejo. Ninguno fue un desastre, pero tampoco deslumbró.

Por el momento, Argentina tiene números perfectos, cuatro goles a favor y ninguno en contra ante rivales netamente inferiores, pero también algunas cuestiones que resolver.

Las eliminatorias ya se tornan aburridas, porque aunque los jugadores no puedan decirlo públicamente, ya que sonaría despectivo, son un mero formalismo para selecciones como Argentina o Brasil, que con el sistema actual nunca quedarán afuera de un mundial.

Lo interesante sería ir pensando en el día después, contra oponentes que disponen de otras armas, con distintos esquemas y figuras que en esta competencia eliminatoria en la que como ningún otro torneo, no interesa quien sale campeón, escasean.

(Télam, por Hernán Gadda, enviado especial).

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