Mercau, que desde hace 20 años está en la diócesis de San Isidro, declaró ayer en una fiscalía del partido bonaerense de Tigre y al ingresar fue agredido aparentemente por un grupo de familiares de los chicos presuntamente abusados.
El sacerdote está cumpliendo un arresto en un convento de curas benedictinos de Los Toldos, bajo una pena morigerada "porque la defensa solicitó una atenuación a la medida de coerción que se otorga si uno da avales sobre la inexistencia de peligros procésales, de que no se fugue".
En este caso "se presentó el vicario general Jorge Luis Dagacio, que trabaja en el obispado de San Isidro y el abad Contretas que es principal en el monasterio", donde Mercau está alojado.
No obstante, la abogada denunció que "hay varias denuncias de que ese arresto no se cumple, aparte dentro del monasterio tiene Internet se comunica, va mucha gente a visitarlos, entre ellos chicos aparentemente, si uno se pone a ver todo el panorama es aberrante".
Si bien consideró que la pena morigerada es "una decisión judicial que tenemos que respetar", dijo que "fue duro verlo entrar (ayer) sin custodia con una Biblia debajo del brazo, no es como suele entrar cualquier detenido, sin esposas inclusive, existen circunstancias que llaman la atención, es un hecho extraordinario".
Consultada acerca de la declaraciones que ayer hizo el sacerdote, dijo que trató "de mejorar su situación procesal diciendo que se consideraba inocente, que no entendía bien lo que sucedía y que como no existía fecha cierta no podía precisar qué había hecho en esa época, en el 2005".
La abogada señaló que de la causa surge que "tenía un mismo procedimiento con todos los chicos. Trataba de ganarse la confianza, seducirlos mediante diferentes maniobras y a cambio de bienes materiales que los chicos necesitaban porque son de vulnerabilidad extrema".
De esta manera, el sacerdote "en dos casos llegó al acceso carnal", dijo la abogada, quien confirmó que "les daba zapatillas a cambio de favores sexuales, lo cual es lamentable ya que se trata de personas que necesitan ayuda".
Zárate, que manifestó que también trabaja en el ámbito de la diócesis, dijo estar "convencida de que son muchos más los casos (de chicos abusados), ya que algunos se fugaron y otros casos han salido ahora".
