Con una escenografía simple y tan solo con tres ases de luz que iluminaban a los músicos que creó una atmosfera intimista Josele comenzó pasadas las 22.30 con “Peace Piece”, tema que abre su álbum de homenaje a Evans donde el guitarrista fue de a poco cautivando al público que lo escuchó con mucha atención a lo largo de su presentación.
Luego continuó en solitario con “The Dolphin” donde el modo flamenco y el jazz se entremezclaban con sutileza y cortesía, para después pasar al momento más gitano de la noche con una bulería en dúo con la batería, en la que Hernández se destacó con un solo magistral.
En los momentos donde se hacia presente el arte flamenco subía la temperatura del escenario por la entrega y conexión que tenían ambos músicos, que también se vio cuando interpretaron “Waltz for Debby”, donde el trío funcionó de una forma musical que impactó.
Josele, en el único momento en la que se dirigió a la gente, ya que su voz la expresó a través de su guitarra, agradeció el estar en Buenos Aires como la presencia Luis Salinas y Andrés Calamaro, que se encontraban en el auditorio.
Por su parte, Spalding le aportó a éste mestizaje de ritmos realce y una técnica moderna a la ejecución del contrabajo generando un diálogo exquisito con la guitarra en “My Foolish Hearts”. Además, ofreció desde su voz una conmovedora y bella versión de “Minha”, muy aplaudida por los espectadores y por el mismo músico español.
Una nueva bulería y el cierre del concierto aplaudido de pie por la gente que se sintió arrebatada y extasiada por estas cartas de amor que Josele le dedicó a Evans, como reza en el disco, siendo estas una nueva forma de acercarse a dos géneros que se fusionaron para destilar pura belleza y armonía, que le da a la música nuevos aires e infinitas posibilidades para seguir creando.
Luis Viviant
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