La de anoche fue una Gala signada por enemistades y choques entre los participantes, a los que poco a poco va erosionando la convivencia.
De todos los enfrentamientos que se desataron en los últimos días, quizás el más fuerte fue el que se desató entre Alan y Damián. La falta de cigarillos dentro de la casa sacó a la luz una rivalidad tácita entre los participantes, quienes claramente no vienen del mismo ambiente ni comparten códigos.
Después de una larga discusión enfrente de todos sus compañeros, Damián -un frontal cartonero de Garín- le aclaró al estudiante de derecho de Palermo: "No nos podemos pelear acá dentro, afuera nos agarraríamos a las piñas".
Esto motivó a que Alan, con espíritu legista, tomara el reglamento del juego -disponible en la biblioteca de la casa de Endemol- y se encerrara en el confesionario para denunciar frente a Gran Hermano que se sintió amenazado físicamente.
Sin embargo, la producción del programa desestimó el pedido del participante y decidió no tomar cartas en el asunto.
El segundo gran conflicto que pudo verse también se desató por una interna cotidiana, cuando Andrea le recriminó a Renzo que se estaba comiendo sólo el azúcar de todos. Con fuertes epítetos, lo que comenzó como un entredicho terminó a los gritos e insultos.
Pero, afortunadamente, no todo fueron problemas en la gala de anoche, sino que también hubo tiempo para comprobar que el romance entre Florencia y Javier sigue viento en popa.
Además, ayer pudieron verse imágenes de la extraña relación entre Esteban y Darío, quienes entre risas mantuvieron varias escenas sexualmente ambiguas, que alimentó los rumores ya existentes de que uno de los participantes de la nueva edición del reality es gay.
Con el recuerdo de una situación similar vivida entre Sebastián y Leandro en "Gran Hermano 2007", Rial cerró preguntando pícaro: "¿Son o se hacen?". El próximo domingo, nuevo día para la gala de expulsión, se conocerá cuál de los nominados debe abandonar el juego. (Reporter)