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La violaron, la humillaron y luego nadie la atendió

"Estaba asqueada porque todavía sentía el aliento a alcohol del violador y eso me daba ganas de vomitar. Me dolía todo y ningún médico fue capaz de hacerme ni una radiografía. Sentí que me volvían a violar", recordó la mujer de 41 años.
Su pesadilla comenzó cuando el 20 de julio decidió abandonar su casa para ir a comprar un paquete de cigarrillos. Eran las nueve y media de la noche, se encontraba con su marido y sus dos hijas, pero optó por ir al kiosco de la calle Roma, en Beccar.

Cuando regresaba fue interceptada por un hombre que la llevó hasta el oscuro patio de una escuela. Ya en la Escuela Primaria Nº 31comenzó a abusar de ella.

"Me arrinconó en un pasillo, me empezó a golpear como loco y a insultarme sin motivo. Yo sólo pensaba en mis hijas, en la paz que había en mi casa cuando salí. Me concentraba en ellas para no pensar en lo que me pasaba. Sólo quería volver a verlas, sentía que era mi obligación. Y por eso, accedía a todo", explicó Laura.

"Era cruel, un animal que no dejaba de humillarme... Me humillaba, el hijo de puta. Estaba sacado, parecía drogado y tenía mucho olor a alcohol. Su fuerza era increíble y yo pensaba que por suerte me agarró a mí y no a una chiquita", narró.

Cuando terminó la violación, el agresor le sacó los 52 pesos que tenía en su bolsillo y comenzó a insultarla con más fuerza. Laura juntó valor y, cuando se distrajo para subirse los pantalones, salió corriendo.

Encontró ayuda en un almacén cercano a su casa. El dueño llamó a su marido y a una ambulancia. Pero la ayuda médica nunca llegó. Con el auto de una amiga, la trasladaron al Hospital Central de San Isidro.

"En cuanto dije que iba a hacer la denuncia pasé a ser la 'intocable'. Me dolía todo el cuerpo, no podía doblar las rodillas porque las tenía hinchadas y ni me tomaron una radiografía. Después de media hora, me dieron una pastilla y me mandaron a la Maternidad de San Isidro porque no tenían guardia ginecológica", recordó.

Siete horas después del ataque, llegaron los peritos policiales. La trataron con frialdad y la revisaron sin demostrar interés. Al terminar, le dieron 12 pastillas, sin explicarle para qué eran.

Primero me hicieron sacar la ropa y me revisaron bruscamente. Hasta me realizaron análisis que no hacían falta", indicó en una entrevista al diario Clarín.

El agresor fue detenido, gracias a la declaración del marido de Laura. Pero ella aún no logró recuperarse. "Ahora estoy en tratamiento psicológico, pero todavía no logré salir sola a la calle ni volver a trabajar. Estoy luchando para recuperar mi vida", confesó.

fuente: infobae.com

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