Además, Halperín agregó que la primera dama no sólo reprocha sino que fundamenta esas críticas a los medios de comunicación y eso “me llamaba la atención, porque muchas de ellas no eran desacertadas”, señaló.
Asimismo reflexionó que el periodismo político para el público es aburrido, pero es el que hace la tapa de los diarios, instala una tema e informa sobre el poder e “informar sobre el poder es el mayor desafío del periodismo”.
“No existe la verdad, sino segmentos de ella”, y agregó que el periodismo tiene que encontrar todos el tiempo información confiable, relevante y de manera rigurosa”, explicó el autor de La entrevista periodística.
Pero subrayó que “el poder no es una fuente, porque opera, construye su verdad e instala la agendas y enfoques en contra de otro”. Se establecen relaciones promiscuas que buscan y muchas veces logran confundir al periodismo.
“El poder no es solo el gobierno, la Iglesia o la Policía sino también son los medios, en consonancia o no con el poder, y esto opera tanto sobre un periodista como en un político”, remarcó el conductor de Aunque parezca mentira por Radio Mitre.
La charla, con la coordinación del periodista Horacio Embom, se realizó en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Capital Federal el pasado viernes en el marco de Diálogos abiertos.
Savoia en la misma sintonía con Halperín dijo que el periodismo y el poder tienen dos superficies de contacto: la primera es la relación que se establece entre los gobiernos y los empresarios periodísticos. Relación entre poderes, y la segunda es entre los periodistas y las fuentes oficiales.
En base a ésta ultima premisa, recordó como llevó adelante “solo” la investigación sobre el indebido uso de los fondos de la Picolotti al frente de la Secretaria de Medio Ambiente y calificó que el acto del jefe de Gabinete, que confirmó todo lo publicado, como un acto de Bodeville y afirmó que no solo fue un ataque personal sino fue a todo el periodismo y aquellos periodistas que salen a buscar información a la calle. “El mensaje fue ojo con lo que hacen”, y esto implica un mensaje directo desde poder al periodismo.
Y sostuvo que “hoy molesta más la información publicada que la opinión que se pueda tener del gobierno o de sus funcionarios, lo cual éste es un fenómeno muy particular”, dijo.
Cuando se les consultó a los panelistas que grado de interés tiene el público sobre las noticias políticas o de aquellas que denuncian hechos de corrupción, Halperín señaló que la gente tiene una actitud pasiva, no quiere escuchar la verdad, reacciona con indiferencia, no le interesa y esto es a consecuencia de que en la década del noventa se investigaban muchos casos de corrupción pero nunca se resolvieron y esto a lector u al oyente lo alejó y desinteresó de lo político. “El público es un actor de la comunicación, más allá de su apatía, nada pasivo”, recalcó.
“Muchas veces un medio no asume el error de una hipótesis que es instalada desde el poder, como ocurrió con los sucesos de el atentado de Atocha en Madrid en 2004, sino que sigue hasta las últimas consecuencias y si uno se sale del mapa se le pueden cerrar todos los canales de información, por lo tanto la verdad, en ciertas ocasiones, es un asunto muy difícil de encontrar”, dijo Halperín.
Luis Viviant
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