Al contrario de Buenos Aires, que quedó en el puesto 16, en el tope del registro elaborado quedó la ciudad de Liubliana, en Eslovenia, donde se recuperaron 29.
La idea era que los "presuntos" propietarios dejen olvidados los aparatos en situaciones simuladas. Esto es, que lo pierdan como lo podría haber perdido cualquier persona en la vía pública. Una vez que alguien lo tomaba, se lo llamaba por teléfono para tratar de recuperarlo.
A continuación se detallan algunos casos de lo que sucedió en Buenos Aires. Un chico de diez años que iba acompañado por su abuela encontró el aparato, lo tomó entre sus manos, sonrió y se lo llevó a un bolsillo. El teléfono nunca apareció.
En Palermo, uno de los barrios elegidos, se "perdieron" diez teléfonos: la mitad fue recuperada. En el área de shopping de la avenida Santa Fe, se "olvidaron" otros diez; recuperaron seis. En la zona de Catalinas, la de peor performance, otros diez; y se recuperaron apenas cuatro.
En éste ranking de honestidad en segundo lugar fue para Toronto, en Canadá, donde se hallaron 28, seguida de Seúl, en Corea del Sur, que consiguió la devolución de 27, y luego Estocolmo, con 26.
El particular test de honestidad se realizó en 32 ciudades de todo el mundo. La consigna era dejar "perdidos" 30 celulares en distintos barrios para ver la cantidad que se lograban recuperar.
"No tiene relación ni con el género, ni con la edad. En las respuestas de quienes lo devolvieron, aparece una cuestión de principios, dijo Rubén Guillemí, director editorial de Selecciones en la Argentina. Para muchos es tan simple como decir: 'No es mío'. Y también aparece esta idea: 'si me pasara a mí, me gustaría que me lo devolvieran'".
Sin buscar una valoración científica, lo que se buscó demostrar es el comportamiento del "ciudadano común" en su vida cotidiana.
Luis Viviant
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