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El Seleccionado de Chile vive un verdadero calvario en Canadá

Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes chilenos fueron víctimas de una salvaje agresión por parte de la policía canadiense, una vez finalizado el partido que ese equipo perdió anoche con Argentina por 3 a 0 en el National Soccer Stadium, de Toronto, por una de las semifinales del Mundial de fútbol Sub 20 de Canadá.
Cerca de las 23.15 (hora de argentina, 22.15 local) se produjo un altercado entre la policía canadiense y los jugadores chilenos, cuando Isaías Peralta y Cristian Suárez se detuvieron, antes de subir al ómnibus que los iba a trasladar al hotel The Westin Harbour Castle, a saludar al casi centenar de hinchas que aguardaban en una de las salidas del National Soccer Stadium.

Los policías y los miembros de seguridad de la FIFA, preocupados por la gran cantidad de simpatizantes chilenos (que ya habían protagonizado serios incidentes dentro del estadio por el mal arbitraje del alemán Wolfgang Stark), decidieron separar a los jugadores de la gente con una violencia desmedida.

Entonces se produjo la primera pelea, que derivó en las detenciones de Suárez y Eric Godoy, quien recibió una bomba de gas-pimienta. Ambos futbolistas debieron ser atendidos inmediatamente dentro del estadio por los golpes que recibidos.

Con sus ánimos caldeados, el resto de la delegación chilena que estaba arriba del micro, bajó a ayudar a sus compañeros y se produjo el caos.

Varios jugadores rompieron ventanillas del micro para escapar del gas lacrimógeno lanzado por policías al interior del vehículo.

Sánchez, Cristian Sepúlveda, Ronald Valladares, Juan Pablo Arenas, Arturo Vidal, Mathias Vidangossy, Gary Medel, Gerardo Cortés, Cristopher Toselli, Veloso, Michael Silva, Mauricio Isla y el capitán Carlos Carmona corrieron la misma suerte que Suárez y Godoy: fueron esposados y llevados presos a uno de los vestuarios.

Los futbolistas fueron tratados como delincuentes, ni siquiera ser posibles culpables de desmanes justifica la salvaje y cobarde agresión que recibieron por una policía que dista mucho de ser 'primermundista' y que se asemeja a la que marcó con 'sangre y muerte' al pueblo argentino en las décadas del 70 y 80.

La delegación chilena, después de varias horas presa en el estadio, llegó al hotel en distintos autos de la FIFA a la 2.15 (hora argentina), ya que el micro tenía las ventanas destrozadas.

Peralta, uno de los que sufrió descargas eléctricas en su cuerpo, le confió a Télam que temió por su vida. "Pensé que me iban a matar. Me dieron con electricidad, me golpearon entre cuatro policías. Después cuando me esposaron y me tenían en el suelo, se reían de mi", dijo entre lágrimas ya en el hotel.

Alexis Sánchez, quien no fue titular y apenas jugó unos minutos por una lesión en el hombro, fue otro de los castigados. "Le dije a la policía que quería saludar a la gente y pensaron que los insulté. Si no pasó eso, no encuentro otra explicación para la paliza que me dieron", indicó.

"No puedo creer lo que pasó. Estamos heridos. No sé si vamos a poder jugar. Lo que nos hicieron no tiene nombre", sostuvo Dagoberto Currimilla.

"Espero que alguien haga algo. Fuimos a saludar a la gente y casi nos matan. No estamos en condiciones de jugar. Pensé que esto solo pasaba en una película", apuntó Gary Medel, el más golpeado de los futbolistas.

Estos cuatro testimonios que consiguió Télam ya en el hotel en la madrugada de Argentina describieron de manera exacta lo que le tocó vivir a estos chicos que no superan los 20 años.

La imagen de los jugadores con los torsos desnudos y marcados por los golpes y las descargas eléctricas y otros con lastimaduras en los rostros y en los brazos y piernas dieron mucha pena.

Pero no sólo los futbolistas recibieron el castigo de la policía. Andrés Espinosa, uno de los dirigentes de la Asociación Nacional del Fútbol Chileno Profesional (ANFP), fue reprimido con gas-pimienta y golpeado cuando intentaba calmar los ánimos.

También había otros dirigentes de la ANFP: Mario Herrera (al que dejaron irse antes escoltado por dos policías, pese a estar detenido, porque tenía que tomar una medicación para el corazón), Jorge Tornero, Espinoza y Sergio Zarza, jefe de la delegación.

"Cuando empezó todo, estaba en el vestuario. Veía a los jugadores llegar gritando de dolor y cuando intenté salir, la policía me lo impidió", le dijo Zarza a Télam en el estadio.

"La situación fue de una brutalidad que cuesta expresarla. Creo que nada justifica lo que hicieron. Es inaudito, ninguna delegación deportiva puede recibir ese trato. Los chicos sólo querían saludar a la gente", continuó.

Zarza, ya en el hotel, siguió la charla con Télam. "La FIFA se nos acercó para interiorizarse de la situación. Noté que tanto ellos como gente de la organización local estaban sorprendidos por el accionar de la policía", precisó.

Además, Zarza aseguró: "esto no puede quedar así. Tomaremos las medidas que correspondan. El presidente Harold Mayne-Nicholls y el resto de los dirigentes nos reuniremos con la FIFA. Somos deportistas, no delincuentes. Chile va a jugar el domingo porque se merece ser un digno tercero", adelantó.

"Hay reacciones viscerales, pero para eso estamos los dirigentes acá. No creo que haya problemas con los chicos para abandonar Canadá cuando termine el Mundial. Estaremos para aplaudir al campeón que será Argentina", concluyó.

Por su parte, Herrera, otro de los dirigentes chilenos, dijo que todo comenzó por un duelo verbal entre un jugador chileno y un argentino. Pero él no lo vio, sólo le contaron.

"No entiendo lo que pasó. Si fue por eso es increíble. La policía tiene otros medios para solucionar un incidente", apreció.

El cónsul chileno en Canadá, Ricardo Plaza Duco, quien investiga lo sucedido, le confió a Télam la misma versión, pero al igual que Herrera no estuvo en el lugar de los hechos.

"Lo que está claro es que la policía, aparentemente, reprimió con bastante dureza a los jugadores chilenos por motivos que estamos investigando", indicó.

"La policía tiene recursos, medios, armas a su disposición, y los jugadores son personas absolutamente indefensas que estaban anímicamente muy mal, desencantados por el resultado, pero eso no significa que se transformen en delincuentes", concluyó.

Luis Salazar, el médico del plantel, evaluó las lesiones. "Ayer estaban muy contusos y hoy aparecieron los hematomas. El más golpeado es Medel. Hay muchas erosiones y la marca de la esposas en los brazos de varios. Van a quedar secuelas de este abuso", finalizó.

(Télam, por Sebastián Agostoni, enviado especial).

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