Los padres de los niños no estaban en la vivienda y habían dejado a sus dos hijos encerrados en la casa y, de acuerdo a testimonios, con una estufa encendida.
Según las primeras hipótesis, el incendio se habría originado en la manipulación de la estufa por parte de los menores, y las llamas se extendieron rápidamente a toda la vivienda.
Los bomberos, al no poder ingresar, debieron romper una de las paredes para rescatar a los niños y sólo pudieron salvar a uno de ellos, que presentaba graves quemaduras y fue internado en el Hospital de San Isidro.
Tres dotaciones de bomberos de San Isidro combatieron las llamas y las pudieron dominar en menos de una hora, aunque la rapidez con que se expandieron y el hecho de que los niños estuvieran encerrados les dificultó la tarea y les impidió salvar a uno de ellos.