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Noticias Zona Norte

Un horizonte para el periodismo zonal

El desafío del periodismo zonal en la actualidad es la autonomía. En particular, la autonomía de la dominación que ejercen los gobiernos municipales con el manejo de la pauta publicitaria oficial. La UTPBA ha expresado una certeza a escala global que en las comunas se palpa cotidianamente: no hay democracia informativa sin democracia económica.
La mayor preparación del periodista zonal en términos de precisión, a la hora de informar sobre las cuestiones locales, se ve opacada por la dependencia que este tiene –como periodista a destajo o como titular de un medio o un programa- de la pauta oficial.

Ya ni siquiera se trata de una cuestión de afinidad ideológica –algo, que no necesariamente debe ser visto como negativo- que implica que el periodista o el medio optan por publicar lo que concuerda con su imaginario, como sucedía hace unos veinte años con gran parte de las iniciativas de comunicación zonal, durante los primeros años de la vuelta a la vida democrática, después de la última dictadura militar.

“Nos están meando y los medios dicen que llueve”. Este graffiti pintado en un paredón cerca de la General Paz y Avenida del Libertador, pero de este lado, en Vicente López, en el conurbano norte, es toda una definición expresada con la contundencia de la sabiduría popular.

Hoy los gobiernos de turno entregan recursos públicos a cambio de notas positivas de su gestión. Premian con pautas a los periodistas y a los medios dóciles y castigan a los díscolos y esto se transformó en una metodología generalmente aceptada que no se problematiza y menos que menos es denunciada por los propios medios y periodistas involucrados.

La noticia, la información, y no el espacio publicitario, han pasado a ser las mercancías que se venden. Vivir para la publicidad y no de la publicidad es una situación anómala que distorsiona la razón de ser del periodista y de los medios de comunicación.

Una función de suma importancia, tal vez la esencial del periodismo, es la de criticar y controlar al poder. No alcanza con solamente difundir, y menos aun difundir el discurso oficial.

Además, los que abusan de su poder y manipulan a la prensa para imponer su visión según su conveniencia –leasé candidatos, intendentes, concejales, funcionarios variopintos- violan la Ley, y si usan fondos públicos la violación es gravísima.

Los periodistas locales y los medios de comunicación zonales tienen una ventaja comparativa, un valor agregado, inclusive con respecto a los grandes medios que venden suplementos zonales. Están y conocen la historia y la cultura de su comunidad. Pueden prescindir de cables y gacetillas, y disponen de fuentes directas para enterarse de los hechos, pues están en el mismo lugar donde ocurre lo que interesa para informar.

Es un despropósito que estas ventajas se vean opacadas por la falta de credibilidad a la que llevan la obsecuencia y el desinterés por elaborar una información útil para transformar la sociedad, para proteger al amenazado por el abuso de poder, en definitiva, para aportar al bien común.

Un paso para nada desdeñable lo dio la UTPBA en 2006 al propiciar en diferentes municipios que los medios locales sean declarados de interés comunitario. Pero es importante tener en cuenta que las iniciativas deben partir de los propios interesados: los periodistas locales y los medios zonales.

Otra medida que sin duda ayudará es que el manejo de los fondos con fines publicitarios sea administrado públicamente, con equidad, mediante pautas generales y mecanismos que permitan la injerencia de la comunidad.

Hoy en día la comunidad comprende perfectamente la utilidad de los medios de comunicación. La red Internet es una prueba de esto. Blogs, foros, cadenas de mails, toda una batería de instrumentos que el ciudadano común utiliza para construir y emitir sus propios mensajes.

Se trata de aliados. Las ONGs y las entidades intermedias también suelen sufrir los embates del poder. Las nuevas tecnologías son aquí el caldo de cultivo de un sin fin de posibilidades.

Sin duda debe haber otros recursos. Todos ellos deben formar parte de un plan elaborado en común donde quede claramente definido el periodismo útil para la sociedad. Pero no esta demás repetirlo, las iniciativas deben partir de los propios interesados: los periodistas locales y los medios zonales.

Gran parte del periodismo en general ha dado un gran paso al mutar la concepción de objetividad e independencia, que implicaba un periodista disgregado de su dimensión ideológica, por la de veracidad, que reconoce que lo ideológico es una dimensión presente en todo sistema social de producción de sentido.

Los periodistas zonales tenemos que ser capaces de construir nuestra autonomía respecto del poder político local. Pero esta autonomía es impensable sin una puesta en común que los periodistas locales y los medios zonales todavía nos debemos.

GUSTAVO CAMPS

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