"Los trabajadores tienen garantizada la estabilidad laboral porque una convocatoria de acreedores no necesariamente significa una quiebra", aclaró Andrés Arrejoriá, secretario gremial de la UTA.
El dirigente sindical Insistió en que "en absoluto peligran la fuente de trabajo". Aclaró que entre los acreedores de la empresa figuran el propio sindicato UTA. "Hay que ver cómo sigue el tema y nosotros estamos observando el tema muy de cerca".
La debacle financiera de la empresa no apareció repentinamente, sino que el año pasado y a principios de este año hubo conflictos con los trabajadores porque había atrasos en el pago del aguinaldo y los haberes corrientes, admitió a un portavoz de la firma.
El pasado 13 de noviembre, trabajadores de la compañía se manifestaron en las cabeceras y realizaron asambleas por el mal estado de las unidades y el reclamo de mejoras laborales.
En aquella oportunidad, la conducción de la UTA había advertido que una parte de los trabajadores se hallaban trabajando "sin vacaciones, aguinaldo ni libreta de trabajo".
La línea 60 inició sus actividades en el año 1931, con 82 vehículos y la innovación de prestar los servicios a frecuencia estable, durante las 24 horas, con personal de conducción uniformado.
Los servicios se prestaron entre las cabeceras de Plaza Constitución y Canal San Fernando hasta el año 1934, cuando obtuvo una concesión de la Provincia de Buenos Aires, que fue ratificada en el año 1940.
En virtud de ostentar dicha concesión los servicios de la Línea 60 no pudieron ser tomados por la Cooperación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires, que por entonces se habían apropiado de todas las líneas de colectivos con cabecera en Capital Federal.
A su recorrido original se le sumaron sucesivas ampliaciones de recorridos, con incorporación de nuevas terminales, como ser Rincón de Milberg, General Pacheco, Escobar e Ingeniero Maschwitz por diversas rutas.