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La zona norte se adhirió a su manera al paro por el asesinato del profesor Fuentealba

El paro en el transporte causó aglomeraciones de público en centros neurálgicos de las comunas como Carupá, Virreyes, centro de San Isidro, Boulogne y el Puente Saavedra, entre otros. Hubo poca presencia de alumnos en los colegios privados y públicos, el comercio abrió sus puertas y los paros del transporte se cumplieron más en el sector ferroviario.
El comienzo de la semana laboral, cada lunes, suele ser movido en los puntos neurálgicos de las ciudades de la zona norte, a saber, el Canal San Fernando, Virreyes, San Isidro, Boulogne y el Puente Saavedra.

Este lunes con más razón, tras los anuncios de huelga general las 24 horas, por la parte de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), y paros parciales por parte de la GCT, sobre todo los gremios del transporte y los ferroviarios, a causa del asesinato del profesor, Carlos Fuentealba, el jueves último, en una marcha para reclamar mejores salarios, en Neuquen.

En Carupá, una zona al norte de San Fernando al límite con Tigre, donde confluyen trabajadores locales y del oeste, las filas de las paradas no bajaban de los 15 metros. Pasaban los colectivos de Monsa (60), La Independencia (203), y los 720, 721, 343 y 371, pero a medida que se acercaba el medio día con menor frecuencias. El paro del transporte se anunció para las 12 por dos horas.

En las paradas había más trabajadores que de costumbre debido a que estos descartaron de entrada ir en tren -auque los ferroviarios también paraban a mediodía- por la mala fama del servicio de TBA. La realidad les dio la razón a los trabajadores ya que el último tren a retiro partió de Tigre alrededor de las 11,30 y no a las 12.

La CGT Zona norte, liderada por el docente José Luis Casares, llamó a una conferencia de prensa para difundir su posición y para el medio día la sede de esta central obrera ya estaba desierta y cerrada. El gremio de judiciales (AJB), donde milita el titular de la CTA de la zona norte, Jorge Carrizo, también estaba cerrado, con un cartel que aludía al paro general.

El comercio, en su mayoría, abrió sus puertas normalmente, sobre todo los hipermercados –donde se vieron menos repositores- los locales de ventas de alimentos, de ropa, y los gastronómicos.

En los colegios del estado el acatamiento fue dispar. En la regional norte de la UBA, situada en Martínez, algunas cátedras dictaron clases, pero con gran ausencia del alumnado.

En los confesionales, agrupados en la Junta Regional de Educación Católica (Jurec), no adhirieron institucionalmente al paro pero en una nota firmada por el vicario general, Monseñor Jorge Luis Lagazio, se informó a la comunidad educativa, entre otras cosas, lo siguiente: “no adherimos al paro propuesto. Si invitamos a adherir a los sentimientos y dolor de este momento (...) No podemos estar ajenos o despreocupados”. La Jurec recomendó realizar un momento de oración y reflexión con la lectura de la Oración por la Patria.

Las excepción fue el Colegio Lasalle, de Florida, donde los docentes negociaron con la dirección la adhesión y no se dictaron clases. Asimismo, se supo que en algunos colegios hubo cadenas telefónicas de padres para no mandar a los hijos clase.

Los hospitales municipales, de San Isidro y Vicente López, funcionaron a un ritmo más pausado, pese a que, espontáneamente, fue menor la presencia de pacientes. En los provinciales de San Fernando y Tigre hubo guardias y se suspendieron turnos de consultorios externos. En los centros municipales de salud se quedaron los profesionales que tenían consultas programadas.

A última hora de la tarde, la Pastoral de los Trabajadores de la diócesis participó de una celebración religiosa, en la iglesia Nuestra Señora de Aranzazu, en San Fernando, donde se pidió por el alma del profesor Fuentealba y se leyó una oración especial en su memoria.

En términos generales el paro no causó demasiados contratiempos. En rigor, como suele ocurrir en estos casos, la miradas estaban puestas en el escenario principal de la Capital, la Cuidad Autónoma de Buenos Aires, donde las marchas fueron multitudinarias, y en Neuquen, donde se inició el conflicto.

Gustavo Camps
Especial para www.elcomercioonline.com.ar

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