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Piden penas de entre 14 y 25 años para el acusado del crimen en la Panamericana

La fiscal del juicio que se sustancia por el crimen de Pablo Piccioli, asesinado en octubre de 2005 cerca de un peaje de la Autopista Panamericana, solicitó hoy que se condene al acusado Edgardo Petrocchi a 14 años de cárcel, mientras que la querella reclamó una pena de 25.
En tanto, Petrocchi le dijo al padre del muchacho asesinado que está "arrepentido", que no tuvo "la intención de dispararle" y que el crimen fue motivado por "lamentablemente por algo ajeno" a él.

En su alegato, la fiscal Laura Pascual pidió al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Martín que Petrocchi, ex asesor de una empresa de seguridad privada, sea sentenciado por el delito de "homicidio simple".

Pascual reclamó una pena intermedia de esa figura, que prevé entre ocho y 25 años de prisión, porque consideró como atenuantes que el acusado carecía de antecedentes penales al momento del hecho y su buen concepto social, especialmente entre sus empleadores.

Por su parte, José Scelzi, el abogado que representa a la familia del joven asesinado, solicitó 25 años de cárcel por la misma figura que la fiscalía, pero le agregó el delito de "amenazas" contra el hermano de Pablo.

A su turno, los abogados de la defensa, Ricardo Ruggiero y Javier Radián, consideraron que su cliente actuó en estado de "emoción violenta" y que cuando ocurrió el episodio padecía una "neurosis obsesiva".

En ese sentido, pidieron que se le aplique una pena de tres años de cárcel, la mínima que establece el Código Penal para estos casos (el máximo es seis años) y que, en caso de que se considere que cometió un homicidio simple, reciba el castigo menor, ocho años de prisión.

Al término de los alegatos, el tribunal le dio a Petrocchi la posibilidad de pronunciar sus últimas palabras antes de que se conozca el veredicto, fijado por los jueces para el lunes próximo a las 9.

"Señor Piccioli, créame, nunca tuve la intención de dispararle a su hijo, estoy arrepentido", dijo al acusado mirando al padre y otros familiares de la víctima que estaba presentes en la sala de audiencias.

"Jamás medité lo que iba a pasar, ni me acuerdo si el arma estaba lista para disparar, fui una víctima", agregó.

El hecho "fue motivado lamentablemente por algo ajeno a mi. Yo nunca busqué esta situación, ni la fomenté, sino que fui la primer víctima. No estoy justificando mi conducta, pero si quiero justificar mis emociones", dijo el hombre.

Además, explicó: "Quiero llevarlos a ustedes a una situación extrema como la que yo viví, agredido por dos personas corpulentas".

"A quien se le puede ocurrir que un hombre de 55 años, con una familia constituida, con un nieto por venir, puede cambiar en 30 segundos su vida con esto", se preguntó Petrocchi.

El hecho que se juzga ocurrió el 9 de octubre de 2005, cerca del peaje de Pablo Nogués de la autopista Panamericana, donde el Renault Clío en el que se movilizaban los hermanos Pablo y Andrés Piccioli fue rozado por un Daihatsu Charade rojo, lo que generó una discusión con el conductor del otro vehículo.

Al llegar al peaje, los hermanos y Petrocchi se bajaron de los autos y continuaron la discusión hasta que el agresor extrajo un arma de guerra y disparó un balazo que impactó en el abdomen de Pablo, que le provocó la muerte.

Durante el juicio, Petrocchi admitió ante los jueces Patricia Toscano, Javier Mairani y Héctor Díaz que disparó contra la víctima, pero que su intención no era matarlo sino asustarlo y que portaba una pistola calibre 3.80 con una munición de punta recortada.

El ex asesor de empresas de seguridad privada contó que bajó de su automóvil con "ira y miedo" a raíz de los golpes que los hermanos Piccioli le habían aplicado a la carrocería de su vehículo, aunque reconoció que no recibió ningún tipo de agresión física.

Para la querella, el relato minucioso que hizo evidencia que no tenía afectada su capacidad de comprender sus acciones.

Durante el proceso, declararon varios testigos, entre ellos el hermano de la víctima, Andrés Piccioli, quien reconoció al imputado como el autor del crimen y relató que lo hizo con frialdad.

Otros siete testigos oculares también reconocieron a Petrocchi y relataron cómo asesinó de una balazo a Piccioli.

Otro testimonio relevante fue el de una ex funcionaria del Registro Nacional de Armas que afirmó que Petrocchi no estaba habilitado para portar el arma utilizada en el asesinato. (Télam)

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