La fundadora de Avivi, una organización no gubernamental que lleva asistidas a 5.300 mujeres, llevó ayer mismo el caso ante la justicia y adelantó que hoy lo expondrá ante el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi).
"Quiero que el director del hospital me diga por qué me echaron. Nunca me habían tratado así", dijo la presidenta de Avivi a Télam, en un tono más próximo al dolor que a la indignación.
Según su relato, el incidente se produjo mientras visitaba a una niña de 9 años violada por su padrastro, a cuya familia Avivi presta asistencia.
"Conversábamos con la mamá en un patio mientras la nena estaba en los juegos. Todos contentos porque ella quería una muñeca con pelo y, como yo lo dije por televisión, le empezaron a llegar de todos lados, hasta de Corrientes, Mendoza y Río Negro. Más de treinta", relató.
"Es muy importante. Si quiere jugar, quiere vivir", comentó.
Las dos mujeres coincidían en que la niña estaba muy bien atendida en ese hospital y hablaban de que el alta probablemente fuera extendida después del resultado del análisis de HIV.
Según Leuzzi, una enfermera escuchó el diálogo y las reconvino porque no debían hablar de enfermedades cerca de niños, a lo que las mujeres respondieron que no lo habían hecho. Pocos minutos después se acercó el policía que le pedía que se retirara.
Ante el pedido de explicaciones, Leuzzi se enteró de que quien la señalaba como "persona no grata" era la médica de guardia de Pediatría, de apellido Daladea, y fue a hablar con ella.
"Insistió en que debía irme, sin darme los motivos. Me retiré roja de vergüenza. Llamé a mi abogada y fui a hacer la denuncia por discriminación a la Fiscalía de San Fernando, a cargo del doctor Honorati", relató la presidenta de Avivi.
Leuzzi añadió un elemento más al cuadro de situación en el hospital: "A la nena le faltan algunas de las muñecas que le mandaron".
